Hace un tiempo; algo más de veinte años, cuando ya había empezado a criar chinchillas, comencé a incursionar sobre la historia de la misma. Fue grande mi sorpresa al leer obras de diferentes autores que la daban como extintas o en serio riesgo de extinción y mas aún tomar conocimiento que la chinchilla es originaria de la Cordillera de los Andes.
Esto despertó en mí una
curiosidad que luego con el paso del tiempo se transformó en pasión.
Así fue como todo
comenzó un día cuando no encontrando nada más que hablara de la chinchilla
silvestre decidí involucrarme, investigar yo mismo ya que su hábitat natural lo
tenía aquí, en mi tierra, muy cerca de casa; en especial de la brevicaudata,
que fue la subespecie más perseguida por su calidad de piel y que habitara la
vertiente este de Los Andes.
Allí me fui, a la
inmensidad de la imponente Cordillera de los Andes
una, otra y otra vez
sin resultados positivos, pero al fin cuando mis sueños se em-
pezaban a desvanecer y
el escaso oxígeno del aire de la puna cansaban mis piernas
las encontré, en medio
de un silencio inexplicable donde solo se escuchaban el
viento, nuestros pasos
y hasta determinados lugares los motores de nuestras motos
todo terreno.
Me sentí feliz y me propuse no parar hasta poder hacer algo por ellas. Fue así que en el año 2.001 tras
los alarmantes resultados obtenidos del relevamiento que realizara en la
cordillera, me vi en la obligación de crear un ambicioso proyecto destinado
principalmente a preservar la especie brevicaudata y su diversidad genética a
punto de la extinción.
Mi agradecimiento lo escribiría con el alma, si lograra que alguien
desde algún lugar me ayudara a salvar a las últimas brevis que habitan el
planeta.
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